Los miembros de una familia, por lo general, pasan mucho tiempo juntos, pero eso no siempre es garantía de que exista una buena comunicación familiar.
A veces, bajo el mismo techo conviven personalidades muy diferentes, que chocan y hacen que el clima emocional sea desagradable.
En consulta me encuentro con familias que han ido dejando pasar el tiempo, creyendo que se trataba de una mala racha, y el mal ambiente no solo se ha mantenido, sino que ha aumentado considerablemente. Al fin y al cabo, con las personas que más queremos, que son con las que más tiempo pasamos, hay más probabilidades de que surjan enfrentamientos.
Bajo mi punto de vista, existen una serie de cosas que podemos hacer para mejorar la comunicación familiar:
– RESERVAR MOMENTOS PARA ESTAR JUNTOS
Un “estar” real, sin televisión ni móviles, un espacio sin tecnología. Me gusta recomendar a mis pacientes que lleven a cabo este punto a la hora de comer o cenar, por ejemplo. Creo que ese momento, alrededor de la comida, puede ser muy enriquecedor si sabemos sacarle partido.
– MOSTRAR INTERÉS POR LOS DEMÁS
Se puede aprovechar ese mismo rato de la comida para interesarnos por nuestra pareja/ hij@s/padres/madres/herman@s, etc. Qué tal les ha ido el día, preguntarles sobre algún problema que tengan, cómo se sienten, si algo les preocupa, etc. Así, fomentaremos una comunicación cercana e íntima en la que cada uno se sentirá escuchado, y notará que los demás se interesan por sus cosas, sus problemas.
Este tipo de espacios fomenta un clima agradable, y ayuda a que cada uno se exprese, exponga sus ideas y pensamientos, respetando las distintas aportaciones y permitiendo espacios de confianza, seguridad y pertenencia, aspectos imprescindibles para construir una familia unida.
– COMPARTIR ACTIVIDADES DE OCIO
Podemos partir de cosas sencillas como ver una película, dar un paseo o visitar algún lugar. Y también podemos organizar ciertos días al mes, por ejemplo, en los que cada día será un miembro de la familia el que elija el plan que quiere hacer.
Este tipo de momentos genera unión y se pueden compaginar perfectamente con ratos íntimos en los que cada uno se dedique a sus cosas en sus respectivos espacios, ya sea en casa o en la calle.
Por último, me gustaría hacer hincapié en el impacto que tienen las nuevas tecnologías en las familias. Convivimos a diario con un sinfín de dispositivos que nos permiten comunicarnos con aquellos que viven lejos pero que, a su vez, pueden alejarnos de las personas que tenemos más cerca. Y es que todos hemos vivido escenas en las que varios miembros de la familia, permanecen ensimismados mirando una pantalla sin articular palabra, empeorando así las relaciones interpersonales de convivencia.
El diálogo es fundamental en las relaciones interpersonales y aún más en la familia. La comunicación nos sirve para:
- establecer contacto con las personas
- dar o recibir información
- expresar o comprender lo que pensamos
- transmitir emociones, etc.
En definitiva, la comunicación nos une y vincula a través del afecto y la empatía.
Por supuesto, no existe una regla básica para la comunicación familiar, cada familia es un mundo y tiene un lenguaje único. No obstante, para mejorar la comunicación o generar una comunicación fluida entre sus miembros y dada la diferencia generacional, es aconsejable que exista voluntad, interés y disponibilidad principalmente por parte de los padres, con la finalidad de crear una comunicación vivida intensamente por todos.